27/7/2021
Los casos de cáncer pueden atribuirse al consumo de alcohol
Desde las civilizaciones antiguas, pasando por la famosa Ley de Prohibición en los Estados Unidos y hasta llegar a la permisividad actual, el consumo de alcohol es tan popular que incluso olvidamos que su sustancia es una droga como cualquier otra, la diferencia es que está legalizada. Al tratarse de una droga, su ingestión puede provocar graves consecuencias. Para arrojar luz sobre estos males, diez científicos se reunieron para investigar las consecuencias del consumo de alcohol y descubrieron que el 4% de todos los casos nuevos de cáncer en 2020 se atribuían al alcohol. El estudio se publicó este mes en la revista científica británica The Lancet Oncology.
Titulado desde»La carga mundial del cáncer en 2020 atribuible al consumo de alcohol: un estudio poblacional» la investigación realizada destaca que el consumo de alcohol está asociado a una amplia gama de enfermedades, incluidos los cánceres del tracto aerodigestivo superior (cavidad oral, faringe, laringe y esófago), colon, recto, hígado y mama. Estas contribuyeron a 6,3 millones de casos y 3,3 millones de muertes en todo el mundo en 2020.
Se estima que 741.300 (el 4%) de todos los casos de cáncer registrados en el mundo fueron causados por el consumo de bebidas alcohólicas. De ellos, 568.700 fueron en hombres y 172.600 en mujeres. Este hecho sigue la tendencia de que los hombres tradicionalmente beben más que las mujeres. El estudio también señala que la mayoría de los casos se deben al consumo excesivo de alcohol (346.400 de los casos) y a un consumo arriesgado (291 800 de los casos), mientras que el consumo moderado de alcohol contribuyó a 103 100 de los registros y el consumo de hasta 10 g al día causó 41.300 cánceres.
A pesar de que está relacionado con cánceres en varias partes del cuerpo, los investigadores destacan que los casos más comunes de cáncer asociados al alcohol son los que aparecen en los tejidos que entran en contacto directo con la sustancia. Una publicación de la revista en 2017 Ya llamé la atención sobre el hecho de que «un aumento de tres veces en el límite de alcohol recomendado aumenta ocho veces el riesgo de cáncer de esófago, lo que lleva a estimar que las tres cuartas partes de los cánceres de esófago se deben al alto consumo de alcohol. Dado que el cáncer de esófago tiene una tasa de supervivencia a 5 años inferior al 10%, la prevención es fundamental».
Si tenemos en cuenta que la investigación se llevó a cabo en medio de la pandemia de COVID-19, que aún causa estrés emocional y priva a las personas de diversas actividades sociales en todo el mundo, la situación se vuelve más alarmante. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) realizó una investigación en 2020 que demuestra que el abuso del alcohol se intensificó en un 93,9% durante el aislamiento social. De esta cantidad, el 52,8% tenía ansiedad, nerviosismo, insomnio, preocupación, miedo, irritabilidad y dificultades para relajarse. Se entiende que la bebida se usó para aliviar el estrés diario. Por lo tanto, la magnitud del peligro que representa el alcohol es preocupante, ya que alrededor de 2 mil millones de personas ya consumen bebidas alcohólicas con regularidad en tiempos de estabilidad.
Todo el panorama suena alarmante, después de todo, hay estudios que afirman que hay beneficios de consumir alcohol de forma moderada, como una copa de vino al día, por ejemplo. Sin embargo, el estudio de una revista británica pone en duda estas afirmaciones y comenta que «las afirmaciones históricas sobre los beneficios del alcohol probablemente se malinterpreten o sean exageradas, porque aún no se ha identificado un umbral más bajo para el riesgo de cáncer relacionado con el consumo de alcohol».
También hay asociaciones entre el alcohol y muchos otros tipos de cáncer, pero los investigadores sostienen que el papel preciso del alcohol en estos casos requiere que las nuevas investigaciones se disocien por completo de los factores ecológicos y de estilo de vida. Por lo tanto, nuestro cuerpo se ve afectado por nuestro entorno, como la contaminación y la calidad del agua que bebemos, y por lo mucho que trabajamos y dormimos; lo que comemos; lo normal que es beber en nuestra cultura e incluso qué bebida alcohólica se consume más en el lugar donde vivimos. El desafío consiste en separar el efecto del alcohol por sí solo y el efecto del alcohol sumado a otros factores.
Por lo tanto, observamos que la ciencia continúa el movimiento que implica contradicciones y mucho trabajo colectivo hasta llegar a puntos de comunión. El estudio presentado es otra pieza desarrollada por la ciencia para armar los rompecabezas que son los estudios sobre el cáncer.
Aun conscientes de que las bebidas alcohólicas son una parte intrínseca de la cultura de varias naciones y de que la abolición de su consumo puede no tener lugar, los autores del estudio»La carga mundial del cáncer en 2020 atribuible al consumo de alcohol: un estudio poblacional» creen que, debido al riesgo de cáncer y otras enfermedades, se necesitan acciones de reeducación para predicar un consumo más seguro y moderado de bebidas alcohólicas, además de una regulación más estricta para su consumo, incluso si esto provoca una fuerte oposición política y comercial.
Autores: Harriet Rumgay, BSc; Kevin Shield, PhD; Hadrien Charvat, PhD; Pietro Ferrari, PhD; Bundit Sornpaisarn, PhD; Prof. Isidore Obot, PhD; Farhad Islami, PhD; Prof. Valery E P Lemmens, PhD; Prof. Jürgen Rehm PhD; e Isabelle Soerjomataram, PhD.
Texto de Leticia Barbosa